El poder de las mujeres y la lucha continua

Este 8 de marzo, México se pinta de morado y verde, pero también de poder. Vivimos un momento sin precedentes: por primera vez en la historia, una mujer preside el país, los principales partidos tienen figuras femeninas clave y, tanto en el ámbito público como en el privado, las mujeres están tomando decisiones que definen el rumbo de la nación.

Claudia Sheinbaum lidera el Ejecutivo, pero no está sola. Mujeres como Rosa Icela Rodríguez, Alicia Bárcena, Rosaura Ruiz, Citlalli Hernández y Ernestina Godoy ocupan cargos estratégicos que impactan el rumbo del país; en la oposición, muchas mujeres se han convertido en símbolos de resistencia política. En todos los partidos, liderazgos femeninos como Luisa María Alcalde, Luisa Gutiérrez, Patricia Mercado y Martha Tagle continúan dando la batalla desde sus respectivas trincheras. En los estados, candidatas con trayectoria y determinación siguen abriendo camino y rompiendo más techos de cristal.

Y no es solo la política. En el sector empresarial, mujeres como Blanca Treviño, al frente de Softtek, o María Asunción Aramburuzabala, con su poder en la inversión y los negocios, están transformando la economía. México es tierra de mujeres que no esperan permiso para hacer historia.

Pero no nos engañemos: aunque avanzamos, aún hay un largo camino por recorrer. La violencia de género sigue cobrando vidas. La brecha salarial y la desigualdad laboral persisten. La sobrecarga de trabajo no remunerado recae desproporcionadamente en las mujeres. Y, cada día, en algún rincón del país, una niña crece con miedo en lugar de oportunidades.

Este 8 de marzo no es solo una fecha en el calendario ni una efeméride más. Es un recordatorio de que la lucha sigue. Es un día para honrar a las que nos abrieron camino y para no olvidar a las que se quedaron en el intento. Es un grito de resistencia, pero también una celebración de nuestra fuerza colectiva.

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México está viviendo un tiempo de mujeres. Pero el objetivo no es solo llegar: es transformar. Y en eso, aún nos falta. Así que este 8M, que la reflexión se convierta en acción. Que el futuro nos encuentre en las calles, en los congresos, en las empresas, en las universidades, en los hogares, en cada espacio donde una mujer decida tomar su lugar.

Porque cuando una avanza, avanzamos todas. Y México, sin duda, avanza con nosotras.

Que la historia se escriba con voz de mujer. Y que el futuro nos encuentre, como siempre, juntas y en pie de lucha.