Gertz simula investigar mientras el terror se expande

La realidad en México ha superado cualquier historia de terror. Tan se ha normalizado esto que escribo, que le apuesto, estimado lector, que ha leído usted la oración anterior sin contrariarse o sin detenerse por un segundo a pensar lo que ello significa. Pues bien, le voy a decir lo que significa:

Para empezar, el que el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, pueda —¡y prefiera!— revictimizar a las víctimas de este país. Por lo pronto a las madres buscadoras al decir que antes de atraer el caso del primer Auschwitz del Bienestar (ya van dos ahora en menos de 72 horas), debe quedar claro cuáles son las autoridades locales responsables. ¡Vil forma de lavarse las manos!

Segundo, que al posicionarse y proceder de esta manera, la FGR está anunciando el que en realidad finge las investigaciones. Porque simulación es dedicarse a “desligar responsabilidades” mientras se permite que la impunidad sea el humo que sale de hornos clandestinos en este país. Gertz Manero puede hacer ambas cosas al mismo tiempo; fincar responsabilidades e investigar. Nada se lo impide. Puede atraer el caso y al mismo tiempo establecer qué autoridades han actuado mal al no atender los hallazgos hoy y hace años. Impunidad es, también, que el fiscal general decida lo que quiere hacer en lugar de apegarse a lo que dice la ley y los protocolos de actuación ante actos tan espeluznantes como los que me ocupan en esta columna.

Me refiero, naturalmente, a los crematorios clandestinos hallados en Jalisco y en Tamaulipas donde se redujeron a cenizas al menos a mil personas. ¿Cuándo atraerá los casos? ¿Lo hará solo para lo de Jalisco dado que es tierra gobernada por Movimiento Ciudadano, haciéndose el occiso en cuanto al de Tamaulipas (región controlada por Morena)?

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En atención al pueblo, sí, al pueblo que no cansan de citar en los discursos, Gertz Manero —personaje torvo entregado a la 4t— debería dar prioridad a la posible identificación de víctimas. No hacerlo es un completo desprecio hacia las muertes, las desapariciones, los secuestros. En atención al pueblo y a ley —ambas cuestiones que el fiscal ha decidido ignorar desde hace ya bastante tiempo— estamos ante un crimen de lesa humanidad.

¿Por qué las autoridades del ‘segundo piso’ no lo declaran así de una buena vez? Porque lo importante es politizar unos hechos que reflejan una degradación social que ya va más allá de los colores partidistas. Porque Alejandro Gertz, mientras investiga a la autoridad local, permite que los responsables pongan distancia de por medio. Si pensáramos mal, pareciera —y digo pareciera— que este funcionario está coludido con lo más podrido del crimen organizado de México.

Gertz se une a la degradación que se encontró en el predio. A la saña espantosa emprendida contra cientos de personas de las cuales hoy no conocemos ni siquiera su nombre. A esa degradación social que antes mencioné y que va más allá de las bandas de narcotraficantes y del crimen organizado. A la podredumbre que encontramos en la gente de a pie, mexicanos que —coludidos o no con el CO— han hecho de la incineración su actividad cotidiana.

Degradación que se viene dando desde hace tiempo pero que se da a conocer ahora aprovechando el reacomodo que ocurre entre los grupos de poder y su relación con las nuevas administraciones federal y estatales. El crimen organizado mide su propia fuerza.

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Reacomodo que, por cierto, no se ha resuelto porque entre otras cosas la presidenta Sheinbaum aún no controla todos los hilos del poder ni de la misma manera que lo hacía su antecesor.

Ella es la primera que debe tomar conciencia de lo que sucede en el país y de lo que estos últimos hallazgos significan. Por ello quiero decirle lo siguiente, esperando que ayude a que ella dimensione: los crematorios son peor que los asesinatos mismos, peor que unas cámaras de gas, peor que los descuartizamientos, peor que las desapariciones. ¿Por qué? Por una sencilla razón: es la manera de eliminar cualquier posibilidad de rastrear a un difunto; a un hermano, a un hijo.

Estoy segura de que Alejandro Gertz Manero no puede ni quiere entender la significancia del párrafo anterior; espero que Claudia Sheinbaum sí.

Giro de la Perinola

¿Cuántos campos de exterminio más encontraremos en el país?

¿Cuántas personas nunca sabrán qué fue de sus familiares?

¿Cuántos desaparecidos cuyos cuerpos han… desaparecido?

Atenta petición: que no se le ocurra a ninguna autoridad salir con que los hornos no eran de exterminio “porque no cumplen con las especificaciones”(así como dijeron con aquello de las cocinas del fentanilo).

Se suplica un acto de honestidad; borrón y cuenta nueva a partir de hoy del gobierno federal: llamen a los asesinatos, asesinatos. No quieran pasar estos por homicidios y los homicidios por desapariciones. Ya párenle a su burla.

Ojalá la presidenta Sheinbaum por fin le tome la palabra a algún colectivo de madres buscadoras. ¿Quiere unidad y reconciliación nacional? ¿Quiere un viraje en la estrategia? Hágalo. ¿De verdad no se da cuenta que estos grupos son la instancia que han hecho la labor que la procuración de justicia a través de las fiscalías y las secretarías de Seguridad no han querido? Reconózcales al menos eso.

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