La Universidad de Harvard rechazó un acuerdo con la administración Trump después de que el gobierno amenazara con suspender su financiamiento, asegurando que no renunciará a su independencia ni a sus derechos constitucionales.
Los abogados de la universidad, Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan y King & Spalding, enviaron una carta a agencias estadounidenses, incluido el Departamento de Educación, enfatizando que ni Harvard ni ninguna otra universidad privada pueden permitirse ser intervenidas por el gobierno federal.
Como consecuencia, el gobierno congeló US$ 2.200 millones en subvenciones plurianuales para Harvard. El mes pasado, la administración Trump había anunciado que estaba examinando hasta US$ 9 mil millones en subvenciones y contratos federales para combatir el antisemitismo en los campus universitarios estadounidenses.
Nuevas condiciones
El presidente de Harvard, Alan Garber, mencionó que la administración exigió nuevas condiciones que superaban las solicitudes anteriores a cambio de mantener la financiación federal. Entre estas condiciones se encontraban la reforma de la gobernanza, la eliminación de los programas de diversidad, equidad e inclusión, cambios en las admisiones y la contratación, y la limitación del “poder” de ciertos estudiantes, profesores y administradores debido a sus opiniones ideológicas.
La universidad, con una dotación de US$ 53 mil millones, se convirtió en blanco de críticas del gobierno, que buscaba cambios en las mejores universidades del país, afectadas por las protestas estudiantiles propalestinas tras el ataque de Hamás contra Israel y la respuesta del Estado judío en represalia en Gaza.