Las emociones están a flor de piel en Valdebebas. Mientras el Real Madrid se prepara para su difícil batalla contra el Arsenal en la Liga de Campeones de la UEFA, la tensión se filtra desde el campo de juego hasta las sesiones de entrenamiento. Con la impactante tarjeta roja de Kylian Mbappe, informes de una acalorada pelea entre Jude Bellingham y Antonio Rudiger, y la amenaza inminente de eliminación en Europa, el ambiente en Madrid está lejos de ser tranquilo.
En teoría, la victoria por 1-0 del Real Madrid sobre el Deportivo Alavés en La Liga debería haber proporcionado un impulso. Un gol de Eduardo Camavinga en la primera mitad le dio a los visitantes la ventaja, pero lo que siguió arrojó una sombra sobre el resultado. Apenas minutos después del gol, Kylian Mbappe fue expulsado por una imprudente entrada con los tacos por delante sobre Antonio Blanco. La tarjeta amarilla inicial fue anulada después de una revisión del VAR, y el francés vio la roja por primera vez desde 2019.
La estrella francesa abandonó el campo en silencio, con una expresión fría y apologeta. Más tarde, al parecer ofreció una disculpa privada a Blanco y a sus compañeros de equipo. Incluso el asistente del entrenador Davide Ancelotti no tuvo quejas sobre la decisión: “Sin duda fue una situación merecedora de una tarjeta roja, pero Mbappe no es un jugador violento”.
Sin embargo, el daño puede ser duradero, a pesar de escapar con solo un partido de suspensión. Las réplicas alcanzaron al cuerpo técnico también. Las redes sociales se llenaron de imágenes de Carlo Ancelotti observando desde el interior, vapeando y visiblemente frustrado después de la expulsión. Según ESPN, “La decepción de Ancelotti fue claramente revelada”.
La confrontación en el campo de entrenamiento añade leña al fuego
En los días siguientes, las cosas empeoraron. El medio español El Chiringuito soltó una bomba: Jude Bellingham y Antonio Rudiger estuvieron involucrados en una altercado en el campo de entrenamiento.
El informe afirmaba que el defensor alemán tackleó al inglés bruscamente, desencadenando una reacción enojada por parte del inglés. La situación se escaló rápidamente con los compañeros de equipo supuestamente obligados a separar a los dos antes de que se volviera física.
Bellingham ha confirmado ahora el incidente. “Es fútbol, es normal en el campo que las emociones se eleven”, dijo en la rueda de prensa previa al partido del martes. “Te comunicas con los compañeros de equipo más fuerte de lo que lo harías con tus padres”.
Continuó: “Por cada interacción negativa que ves, hay 20 interacciones positivas. Eso se perderá en los medios, lo cual está bien, siempre y cuando el equipo se respete mutuamente para tener esas conversaciones honestas”.
Aunque el asunto parece estar resuelto, con ambos jugadores supuestamente estrechándose la mano después, la timing no podría ser peor. Los Blancos están en un punto de quiebre, tanto emocional como tácticamente.