Chile ha experimentado recientemente tres hitos importantes en el ámbito del agua y saneamiento, que reflejan cómo esta industria está respondiendo con innovación a los crecientes desafíos hídricos del país. Proyectos estratégicos desplegados de norte a sur evidencian el compromiso público-privado orientado a asegurar el acceso y la calidad del agua y el saneamiento en un contexto de cambio climático.
En este sentido, Antofagasta se convirtió en la primera ciudad de Latinoamérica con más de 500 mil habitantes que se abastecerá completamente de agua desalinizada, gracias a una ampliación de planta, con una inversión de US$ 130 millones. Este hito refleja cómo la industria sanitaria está abordando los desafíos en la provisión de agua potable, que en el caso del norte -al igual que en otros países- se realiza a través de la desalación y que en el resto del territorio se va desplegando a través de otras formas y herramientas para enfrentar realidades diversas.
En la zona central se presentó un proyecto pionero de recarga artificial del acuífero Mapocho Alto, que permitirá almacenar agua en el subsuelo durante épocas de mayor disponibilidad, reforzando la seguridad hídrica de más de ocho millones de personas en la Región Metropolitana.
En el sur, la crisis climática se manifiesta en la mayor frecuencia de intensas precipitaciones en corto tiempo, lo que representa mayores desafíos para los sistemas de tratamiento de aguas servidas. Así, en Futrono, en la Región de Los Ríos, se inauguró una moderna planta de tratamiento de aguas servidas con tecnología MBR, considerada la más avanzada de Sudamérica, capaz de entregar un efluente de alta calidad y con mínimos niveles de turbiedad y olor.
Estos tres proyectos fueron liderados por empresas de agua potable y saneamiento en coordinación con las comunidades y autoridades locales, entre ellas el Ministerio de Obras Públicas y la Superintendencia de Servicios Sanitarios. En cada una de estas instancias se ha demostrado que el trabajo conjunto permite concretar soluciones sostenibles y de alto beneficio para la ciudadanía.
Este año, además, se cumplen 35 años desde que Chile adoptó el modelo público-privado para la provisión de agua potable y saneamiento, una política que transformó por completo la realidad sanitaria del país. La ministra de Obras Públicas, quien participó en estos tres hitos, en la ceremonia en Futrono recordó cómo antes de esta reforma había localidades sin cobertura de agua potable, aguas servidas sin tratar y enfermedades como el cólera o el tifus que eran parte del panorama. Tres décadas después, nuestras ciudades cuentan con cobertura, continuidad y calidad de servicio, cumpliendo estándares internacionales en potabilización y tratamiento de aguas servidas. Detrás de estos logros, hay industrias comprometidas con la sostenibilidad, el medioambiente, la innovación y el bienestar de las personas.