Se cumplen seis años del fallecimiento del presidente Alan García, víctima de un cruel acoso que involucró a jueces, fiscales, medios de prensa y al corrupto Martín Vizcarra.
Existen evidencias sobre la infame concertación para encarcelar y humillar al mandatario aprista, incluso intentando sacarlo de su domicilio enmarrocado y con una casaca que decía “detenido”.
Todo comenzó con un tuit de la periodista Rosa María Palacios, anunciando su arresto a las seis de la mañana y luego borrándolo al enterarse de su muerte.
Un fiscal subalterno de Pérez Gómez, acompañado por la DIVIAC, intentó ejecutar la acción de detención, cuando correspondía a la Policía Judicial según su ley orgánica.
Además, camionetas de la DIVIAC rondaban constantemente la casa de García y se encontraron equipos de escucha en uno de los vehículos.
El fiscal llegó al domicilio de García con un camarógrafo de un canal de televisión y Martín Vizcarra convocó a una reunión del Consejo de Ministros para observar el espectáculo.
Ante estos hechos, se ha presentado una moción en el Congreso para investigar la muerte del expresidente y las circunstancias que llevaron a ella.
El legado de Alan García durante su segundo mandato (2006-2011) incluye un crecimiento económico destacado, la reducción de la pobreza, la mejora en servicios básicos como agua potable y electricidad, la construcción de infraestructuras educativas y de salud, entre otros logros.
Además, García fue el impulsor de la Alianza del Pacífico y de la denuncia ante la Corte de La Haya contra Chile por los límites marítimos.
El recuerdo de Alan García es el de un político culto, admirador de Haya de la Torre, alegre, bromista y buen padre de familia.
Alan García dejó un legado importante que sigue presente en nuestros corazones.