Miguel Vega Alvear: “Mario Vargas Llosa quería mejorar el país peruano”

La política es un tema que Mario Vargas Llosa tuvo siempre presente, en su vida, en sus novelas ¿Cómo recuerda esos inicios de nuestro escritor en la política?

Efectivamente, Mario desde sus años en el colegio Leoncio Prado ya tenía unas grandes preocupaciones sobre el tema del Perú, pero fue desbordado más por razones personales, familiares y su vocación literaria. Su vida en la San Marcos fue un imán político también, pero su prioridad estaba en su labor creativa y eso está evidenciado en los testimonios de obras tan importantes que escribió en esos tiempos.  

¿Y cómo logra Vargas Llosa incursionar en la política peruana?

Cuando el general Morales Bermúdez toma el poder en el año 1975 me convoca a unas reuniones en Palacio. Una de las primeras ideas que surgió fue que se nombrara algunos ministros civiles para empezar a dar una señal de que el gobierno, que era militar, buscaba una apertura. Si el Perú no se transformaba no se podría convocar la inversión extranjera. En ese contexto coincidimos con Hernando de Soto, mi amigo de más de 60 años, que, aprovechando que Vargas Llosa estaba inquieto por lo que sucedía en el país y dada la convocatoria que tenía internacionalmente, se encargara de organizar simposios para traer personalidades del extranjero al país. Estos eventos permitirían marcar un escenario hacia una posible apertura a un gobierno democrático. Y Mario tuvo un rol protagónico como organizador de esos eventos. Luego vinieron las elecciones de 1980, la situación económica del Perú requería de profundos cambios, pero que no se dieron en el gobierno de Belaunde. Gobernaron el presente y no le dieron o no pudieron o no tuvieron los elementos de juicio para imaginar un Perú del futuro. El Perú no estaba respondiendo en los niveles del desafío. En 1985 irrumpe Alan García y en su gobierno se propone estatizar la banca.

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Aquí es donde asoma la figura de Vargas Llosa como opositor al aprismo y líder político.

Tal cual. Mario era un creador literario con un conocimiento no solo del Perú, sino con una visión internacional de lo que ocurría y buscaba en el país una reforma que respondiera a los principios de la libertad, había una necesidad de que el Perú tenga un plan de 20, 30 años. Para ese fin Mario realiza una convocatoria y más de 100 personas trabajamos intensamente dos años con un plan del Perú de 30 años. Mientras se trabajaba este plan hubo necesidad de tener ya una actitud política, porque la estatización de la banca fue un shock, como si regresáramos a la dictadura de Velasco y la gente reaccionó, porque ya sería agotar con la libertad económica en todos los estratos de la iniciativa privada.  Esa convocatoria dio origen en la plaza San Martín, de un estruendo de un pleno que nunca esa plaza había tenido. Y ahí es donde el paso de Vargas Llosa lo hace salir del escenario, de la crítica, del aporte, de la sugerencia, de la propuesta y asume un rol de tomar un protagonismo para conducir un movimiento. Se escogió una propuesta de él con el nombre de Movimiento Libertad para que la libertad fuera la palabra que nos convocara en todos sus ámbitos. Mario quería hacer del Perú un mejor país. Luego llegaron las elecciones, el pueblo votó por Fujimori y obviamente el gobierno de García hizo todo lo posible para que Mario no ganara las elecciones.

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¿Y cómo tomó Vargas Llosa esos ataques que venían del Gobierno aprista para que él no ganara las elecciones?

Lo tomó con esa ecuanimidad, de la manera como él ha ido traduciendo en sus obras literarias; ha vivido circunstancias de toda naturaleza, pero luego las ha digerido para transmitirlas de una manera, con un valor literario de su creatividad, para que podamos compartirla y vivirla. Incluso al término de las elecciones, Mario nos dijo que todo ese trabajo con centenares de propuestas, ese plan que desarrollamos las transfiriéramos al nuevo gobierno. Y se lo entregamos al ministro de Economía.

¿Por qué Vargas Llosa no retornó más a la política?

Esas ya son circunstancias personales. Él decidió regresar a España a retomar un poco su vida personal, creativa, literaria. Eso le tomó tiempo y marcó distancia. Pero había una realidad que él la tenía arraigada desde su niñez, desde su etapa escolar en el colegio Leoncio Prado, y es que Mario tenía al Perú no solo en la cabeza, sino en el corazón, por eso nunca dejó de estar vinculado con lo que sucedía en el país, como lo fue hasta sus últimos días.

 

¿Usted tuvo oportunidad de hablar con Vargas Llosa sobre el rumbo del país en sus últimos años de vida?

Bueno, él nunca dejó de mantenerse informado, sus hijos también han estado muy asociados con lo que acontecía en el país y le compartían eso. Hace un año y medio fue la última vez que pudimos conversar con mayor libertad de lo que ocurría en el Perú y el mundo.  Mira, yo le agradezco a Dios haberlo podido conocer en buenos tiempos y tener la posibilidad de compartir, hablar, debatir para buscar soluciones, ideas. Mario nunca perdió la ecuanimidad de todo lo que ocurrió, porque no hemos dejado de vivir en problemas. A Patricia, su esposa admirable, además, debemos agradecerle mucho. Ella decidió que nadie lo molestara en las mañanas porque Mario necesitaba tranquilidad para crear, para pensar. Y así, mientras ella atendía todas las llamadas del mundo que le hacían a Mario, él salía a caminar, regresaba a su casa y empezaba a trabajar, a escribir. Mario reconoció siempre, hasta el último día de su vida, que le fue muy útil disponer de unas horas en donde podía procesar sus ideas para poder escribir.

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¿Mario Vargas Llosa es el Perú?

Sin duda. Es una suerte que hayamos podido tener una persona de esa calidad personal, intelectual y, sobre todo, tan generosa como él ha sido siempre en su vida.