La muerte de Mario Vargas Llosa, a los 89 años, cierra una época dorada de la literatura universal. Pero también nos deja personajes que, aunque ficticios, reflejan realidades tangibles. Uno de ellos es Ismael Carrera, protagonista de su Libro “El Héroe Discreto” (2013), novela que tiene una particularidad poco comentada en el mundo de los Seguros peruanos: su personaje principal es dueño de una Aseguradora.
Carrera es propietario de La Italiana de Seguros, una empresa establecida en Lima, que él ha levantado con esfuerzo, visión y principios. Vargas Llosa no lo pinta como un magnate frío, sino como un hombre con conciencia del valor social del Seguro. En varias escenas el autor deja ver que Carrera maneja su empresa con profesionalismo: respeta las Reservas Técnicas, valora la Ética Empresarial, mantiene políticas de Previsión Financiera, y rechaza cualquier manipulación familiar sobre el negocio.
Este retrato no es casual. El propio Vargas Llosa dedica la novela a Javier Silva Ruete QEPD, economista y político peruano, que fue también accionista de dos Compañías de Seguros. Además, resulta significativo que la empresa ficticia de Carrera se llame La Italiana de Seguros, pues en aquella época operaba en el Perú la Aseguradora Generali de Italia lo cual otorga verosimilitud a la narrativa. El Nobel, con su aguda observación de la realidad, recrea un escenario creíble que mezcla literatura, economía y sociedad.
La trama se centra en cómo Carrera, ya mayor, enfrenta la codicia de sus dos hijos, a quienes llama “los gemelos hipócritas”. Estos intentan declararlo incapaz para apropiarse de su fortuna. La respuesta de Ismael es inesperada: se casa con Armida, su empleada de confianza, para proteger su patrimonio. Pero detrás de esta jugada legal, hay un acto de justicia emocional y ética. El seguro que ofrece Ismael a los demás también se lo da a sí mismo: el derecho a decidir sobre su vida, su legado y su empresa.
Como profesional con 51 años en Seguros y Defensa del Consumidor, destaco que pocas veces la literatura ha retratado tan dignamente a un empresario del sector asegurador. No se trata solo de indemnizar sin letras pequeñas. Se trata, como enseña Vargas Llosa, de construir confianza, prever el riesgo y actuar con responsabilidad social.
La muerte del Nobel no nos deja un vacío. Nos deja esta historia: la de un Asegurador ético, culto, valiente, que encontró en su empresa no solo riqueza, sino sentido. Un verdadero héroe…aunque discreto.
PD. Este próximo mes de mayo se vence el plazo para que se reglamente la Ley 32123 Ley de Modernización del Sistema Previsional y el Sr Manuel García Correa Presidente de la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso de la República, NO responde nuestro requerimiento del 14.03.2025 sobre ACCIÓN INMEDIATA FRENTE A LOS ABUSOS DE LAS COMISIONES DE LAS AFP. Parecería que el preside la Comisión de Defensa de las AFP. Una ofensa para los Usuarios Previsionales.