Un Papa puede ayudar a reformar la Iglesia, pero el Papa no es la Iglesia. Ha sido un faro en el tema ambiental. Y también lo abordó desde la perspectiva de los pobres.
El jesuita argentino Rafael Velasco conoció al Papa Francisco cuando todavía era Jorge Mario Bergoglio, hace unas cuatro décadas, en los años en que recién había ingresado a la Compañía de Jesús.
Ahí, Velasco recién se estaba formando como sacerdote, pero volvió a encontrarse con el Papa en su período como Provincial Superior de los jesuitas en Argentina y Uruguay, posición que ocupó entre 2018 y 2024.
Lo he visitado todos los años (desde 2020), hasta el 8 de enero de este año, cuenta. Y lo recuerda como alguien que, hasta el final, mantuvo su cercanía: Yo le pedía, Jorge, me hacés un video para la comunidad donde trabajo, y él me grababa el video, y les hablaba. O le decía, Che, tengo un amigo que tiene cáncer, y él le grababa un video (…) Ese tipo de cosas creo que lo describen a él como ese pastor que estaba cerca de la gente. Y no era un demagogo, era que realmente le gustaba estar cerca.
Con profundo dolor me entero esta triste mañana (…) A pesar de diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí. Javier Milei, presidente de Argentina
Velasco, que destaca el simbolismo de que el Papa haya partido justo en la Pascua, argumenta que lo anterior se plasmó como la principal clave para entender el papado de Francisco: Yo creo que ha reordenado las prioridades de la Iglesia y que eso ha hecho que mucha más gente se sienta identificada con las prioridades de la Iglesia. Él ha puesto en el centro a Jesús y los pobres.
Un papado cercano
El exlíder de los jesuitas en Argentina plantea que Francisco buscó orientar a la Iglesia hacia una opción profundamente evangélica, desde que destinó su primer viaje como Sumo Pontífice a Lampedusa, donde muchos migrantes habían naufragado intentando a entrar a Europa.
Corrió del centro otros temas que eran muy importantes en otros pontificados, que era una pulsión de hacer de la Iglesia una especie de agencia de moralidad internacional. Él intentó abrir las puertas, correr las fronteras, dice.
No desconoce que esto, inevitablemente, le trajo detractores a Francisco: Velasco postula que malamente se ha tendido a diferenciar a los sectores de la Iglesia, entre uno progresista y otro conservador.
Un humanista que optó por los pobres, la paz y la igualdad. Deja un gran legado de verdadero amor al prójimo. Para los católicos y los que no lo son, es una gran pérdida. Claudia Sheinbaum, presidenta de México
Sin embargo, argumenta que, en realidad, esto tiene que ver con desde dónde se para cada uno. Hay quienes se paran más en la defensa de la doctrina y dicen: Bueno, la Iglesia tiene que conservar su identidad, entendiendo eso como identidad. Hay otros que entienden que la identidad de la Iglesia es más dinámica, misionera, que está en el seguimiento de Jesús y que implica abrir los oídos al clamor de los pobres. Son dos modos de ver las cosas.
En ese sentido, estima que el Papa Francisco estuvo inclinado hacia la segunda visión, no solamente por ser jesuita, sino por su raíz latinoamericana. En Argentina participamos mucho de esta cosa más cercana, de caminar con la gente. Muchos no lo entienden y no porque son malas personas, sino porque es otro contexto, señala.
Descansa en paz, Papa Francisco. Qué Dios lo bendiga a él y a todos los que lo amaron (…) Melania y yo iremos al funeral en Roma, estamos esperando estar allí. Donald Trump, presidente de Estados Unidos
Las reformas
Con todo lo anterior, Velasco esgrime que fueron esas las razones que hicieron que el Papa impulsara reformas (como la que hizo a la Curia Romana), pero que también supiera limitarse en cuanto a otras, dado que tenía claro que en la Iglesia aún no existía consenso para avanzar hacia ellas. Por ejemplo, el jesuita argentino considera que Francisco I dejó delineado un camino hacia la revisión del celibato obligatorio para los sacerdotes y también para que las mujeres tomaran un rol más protagonista en la estructura eclesiástica, pero sin tomar definiciones más profundas al respecto.
Yo creo que él dio muchos pasos. Pero, claro, un Papa puede ayudar a reformar la Iglesia, pero el Papa no es la Iglesia, finalmente, dice.
Asimismo, resalta su posición ecológica. Fue un faro en el tema ambiental. Y también lo abordó desde la perspectiva de los pobres, porque son ellos los que sufren por el colapso ambiental, afirma.
Porque, insiste Velasco, Francisco fue el Papa de los pobres: Es decir que estamos llamados a seguir a Jesús. Y Jesús hizo una opción clarísima por los hombres y, a partir de ahí, ir movilizando la acción.