En medio de un escenario internacional agitado, los canadienses se preparan para unas elecciones clave este lunes, después del colapso del gobierno del ahora ex primer ministro del Partido Liberal, Justin Trudeau, bajo una ola de escándalos y la caída de su popularidad.
Se estima que hay 28,9 millones de habitantes habilitados para votar, de los cuales 7 millones ya ejercieron su derecho al voto en las elecciones anticipadas del fin de semana largo.
El próximo jefe de gobierno asumirá en un momento crítico, con Canadá en el centro de la guerra comercial desatada por el presidente Donald Trump en Estados Unidos, su vecino del sur y antes, un estrecho aliado comercial.
Pero las perspectivas electorales han cambiado rápidamente en los últimos días antes de los comicios. Poco antes de su renuncia, el nivel de desaprobación de Trudeau alcanzó un máximo del 67% en septiembre de 2024, en medio de disputas internas con su gabinete, una crisis fiscal y la renuncia de su viceprimera ministra y mano derecha Chrystia Freeland.
Tras la caída de su gobierno, Trudeau fue sucedido de manera interina por Mark Corney, un político con amplia experiencia en el mundo financiero que ha ocupado cargos como gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, mientras se convocaban nuevas elecciones, pero a esa altura las perspectivas de recuperar el mando de la legislatura parecían prácticamente nulas.
Marejada conservadora
La mediática campaña de Donald Trump en Estados Unidos estaba impulsando una arremetida de los nacionalismos conservadores a nivel global, lo que revivió a los grupos de extrema derecha en varios países.
También en Canadá se podía observar el mismo fenómeno, donde Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador de Canadá, le sacaba casi 20 puntos de ventaja en las encuestas a Corney. Los controles sobre una migración desenfrenada y el enfoque en una mayor seguridad también resonaban fuerte en el electorado de ese país. Y Poilievre, aunque con un estilo menos extravagante que el presidente estadounidense, se posicionaba de alguna manera como el equivalente de Trump en el escenario local.
Sin embargo, ese mismo factor Trump, que dio un impulso inicial a los conservadores canadienses, rápidamente se desinfló y, por el contrario, comenzó a jugar en su contra a medida que el presidente estadounidense puso a su vecino del norte en el centro de sus ataques.
La ofensiva comercial del mandatario republicano, que incluso planteó a Trudeau la anexión de Canadá al territorio estadounidense como el estado número 51 de la unión, erosionó el respaldo de Poilievre y contribuyó, por el contrario, a alinear al electorado detrás del actual gobierno liberal, que empezó a remontar en las encuestas.
Remontada final
Atento a la jugada, Corney decidió no perder tiempo y aprovechar la coyuntura adelantando la convocatoria a las elecciones para el 28 de abril, apostando a capitalizar el creciente descontento contra Trump y quienes eran percibidos como sus aliados en Canadá.
A pesar de que Poilievre intentó desmarcarse de la imagen de Trump, prometiendo defender decididamente los intereses económicos de su país en las negociaciones con Washington, su éxito parece haber sido limitado.
De acuerdo a las últimas encuestas, los liberales lideran con un 42% de apoyo, seguidos por los conservadores con un 39,3%. Más atrás se ubican el Nuevo Partido Democrático, liderado por Jagmeet Singh, y el Partido Quebequense de Yves-François Blanchet.
Todo indica que el resultado de las elecciones será reñido, pero habrá que esperar hasta que finalice el recuento de votos para saber si el efecto Trump fue suficiente para salvar a los liberales de Corney, o si por el contrario, el presidente estadounidense estará pronto negociando un nuevo acuerdo comercial con un líder de su misma línea dura sentado en Ottawa.