Al revisar los distintos procesos eleccionarios desde el regreso a la democracia, cuando faltaban siete meses para las elecciones, se puede constatar que hasta el año 2017 una misma generación política dominaba los espacios públicos y los temas que se tomaban la agenda. En 2021, en cambio, el Frente Amplio (FA) llegó a La Moneda, lo que produjo un verdadero remezón en las estructuras tradicionales, pues un grupo de jóvenes desafió de manera un poco impensada a la clase política que había controlado hasta ese minuto los destinos de Chile. Está por verse si este ejercicio encontrará una continuidad en el próximo Gobierno, aunque algunas de las candidatas del oficialismo a la primaria interna (29 de junio) ya se han desmarcado de esta idea, en un intento por captar al volátil electorado de centro. En cambio, los temas no han variado mucho. Desde el regreso a la democracia, las distintas candidaturas plantean la superación de la pobreza y el crecimiento económico; la necesidad de una nueva Constitución que represente a todos los sectores, pese a que desde el final del segundo Gobierno de Sebastián Piñera y el comienzo de la administración de Gabriel Boric tuvimos dos procesos constitucionales que fracasaron estrepitosamente. Reformas como la de pensiones o tributarias también pasan por los distintos programas. Tal vez en lo que queda del proceso 2025 aparezcan nuevos tópicos como el de la natalidad, que ya se abrió paso en la agenda pública hasta llegar a los candidatos.
