Algo apesta en Dinamarca

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Desapareció el INAI y no pasó nada. También desapareció el Instituto Federal de Telecomunicaciones y tampoco pasó nada. Además, desaparecieron el Coneval y la Cofece, así como Mejoredu, la CRE y la CNH. No pasó nada.

La gente salió temprano de sus casas rumbo a sus trabajos al día siguiente, como si nada.

Pero algo huele a podrido en “Dinamarca”.

El INAI si bien no ayudó a subir los salarios, sí abrió páginas desconocidas en la historia de México. Aunque al gobierno le preocupaba más que cualquiera preguntara cuál papel de baño usaba el expresidente Andrés Manuel López Obrador.

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El IFT si bien no llevó un bolillo a su mesa, sí ayudó a intentar a poner orden a los mastodontes.

Ahora que no estén, créame, de alguna manera los vamos a extrañar, pero no todos, solo algunos miles de mexicanos.

La mayoría está ocupada trabajando para llevar comida a sus casas. Por eso nadie sale a las calles a pedir que regrese el INAI.

Lo que sí quisiéramos que devolvieran son todos los viajes, los guaruras, los table dance… con cargo al erario.

Ni modo, las instituciones no pueden ser perfectas porque son

¿Qué pasará ahora en “Dinamarca”? No lo sé, pero no se indigne si llegan expedientes incompletos, por “seguridad nacional”.

Tampoco se sorprenda si la información que busca es considerada un secreto de Estado.

Y ni le mueva si necesita saber algo del Ejército o de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Tomará años saber si retrocedimos en el tiempo o estamos en un bucle.

Por lo pronto, sí, puedo olerlo: algo huele a podrido.

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