Reseña Saucony Ride 18: Cabalgamos al Amanecer

KALEB: Montar. Es el término que usamos los corredores para describir la sensación única de cada zapatilla en la carrera, teniendo en cuenta todas las sensaciones bajo el pie y tratando de ponerles palabras. La densidad de la entresuela, la distribución del peso, el rebote, la geometría y la caída se unen para crear un sabor único para cada zapatilla, y llamamos a ese sabor el montar. El agarre de la suela, la seguridad del upper, el sistema de cordones, todos son aspectos vitales para hacer una zapatilla de calidad, pero el montar… el montar es realmente por lo que estamos aquí; todo lo demás solo tiene un papel secundario.

Hace aproximadamente dos años y medio, se me dio el privilegio de unirme al equipo de reseñas de Believe in the Run. Antes de que se me permitiera lanzar mis opiniones por todo internet, me pidieron que demostrara mi valía escribiendo una reseña hipotética para cualquier zapatilla que quisiera. La zapatilla que seleccioné fue la Saucony Ride 14. La Ride, desde su 12ª versión – la Ride ISO 2 – fue mi primera zapatilla de running real y en la que confiaba con todos mis kilómetros y mi vida misma. No era perfecta, pero era simple: una plataforma firme de amortiguación PWRRUN colocada en una pendiente de 8 mm, enmarcada por goma por un lado y un upper seguro por el otro.

Sí, era un poco pesada y no tenía rebote en lo más mínimo, pero tener una plataforma firme pero protectora para impulsarse era todo lo que necesitaba como joven para entrenar de manera consistente durante años en mi camino como corredor. Sin embargo, después de la versión 14, comencé a recibir zapatillas de Believe in the Run para revisar, y la Ride y yo nos separamos por un tiempo, solo volviéndonos a encontrar para paseos por el parque.

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