La muerte del Papa Francisco ha generado un profundo pesar en todo el mundo, especialmente en América Latina, donde su figura era motivo de orgullo. Su labor pastoral fue encomiable y su papel como líder espiritual y defensor de los derechos fundamentales es innegable. Durante su visita a Perú, pudo apreciar la ferviente religiosidad del pueblo peruano, lo cual fortaleció su vínculo con esta tierra. A pesar de las críticas y controversias, su legado como Papa latinoamericano perdurará en la historia de la Iglesia Católica.
En cuanto a su supuesto perfil político, es importante separar sus acciones como líder religioso de sus opiniones personales. Aunque pueda haber discrepancias en ciertos aspectos, su labor al frente de la Iglesia Católica en una época crucial para la humanidad ha sido fundamental.
Respecto a la crisis en Venezuela, es un tema político complejo en el que el Papa, como líder espiritual, ha expresado su preocupación y ha orado por el pueblo venezolano. Sin embargo, su poder es limitado en cuestiones políticas y su papel se centra en la persuasión y la moral, más que en la acción directa. Pedirle al Papa que intervenga políticamente en situaciones como la de Venezuela es ir más allá de sus capacidades objetivas.