El ciclo de la esperanza y la decepción

“El ciclo de la ilusión y el desencanto” es el libro de los economistas argentinos Pablo Gerchunoff y Lucas Llach. En él narran la historia económica de Argentina como un péndulo entre felicidad y frustración. Hoy, parece inclinarse nuevamente hacia la ilusión.

Las señales son claras: los mercados financieros vuelven a apostar por el país. El riesgo país cayó desde más de 2.500 puntos pase (pb) en 2023 a cerca de 700 pb y la bolsa argentina duplicó su valor en dólares durante 2024. A fines de 2023, la inflación mensual superaba los dos dígitos, con una tasa anual sobre el 200% y una brecha cambiaria superior al 100%. A eso se sumaban precios y tarifas distorsionados y un déficit fiscal financiado con un alto impuesto inflacionario.

“Para que el crecimiento se sostenga, Argentina deberá flexibilizar su mercado laboral, abrirse al comercio global y simplificar su sistema tributario, reformas que el Gobierno ya tiene en agenda”.

El plan económico del Gobierno incluyó en sus primeras etapas la eliminación del déficit fiscal y cuasifiscal, un sinceramiento cambiario con la casi desaparición de la brecha y un programa de emisión monetaria cero. La inflación, que inicialmente repuntó, cayó a cerca del 2% a 3% mensual. El blanqueo de capitales y la fuerte baja de la tasa de interés en pesos impulsaron el crédito privado. En los últimos días se avanzó hacia la integración cambiaria, con medidas concretas para eliminar las restricciones.

Estabilizar la macroeconomía es necesario, pero no suficiente si quiere evitar otro ciclo de desencanto. Para ello, deberá atacar problemas estructurales que frenan su potencial. Algunos datos lo ilustran: Chile exportó US$ 100 mil millones en 2024; Argentina, casi US$ 80 mil. Chile tiene cinco millones de empleos asalariados formales; Argentina, seis millones. Sin embargo, Argentina tiene más del doble de población y un PIB casi dos veces mayor.

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Un mercado laboral rígido y el sistema tributario actual son claros obstáculos. A esto se suma una economía que venía de niveles de fuertes restricciones y proteccionismo. Basta ver turistas trasandinos comprando celulares en Chile por menos de la mitad de lo que cuestan allá.

Para que el crecimiento se sostenga, Argentina deberá flexibilizar su mercado laboral, abrirse al comercio global y simplificar su sistema tributario, reformas que el gobierno ya tiene en agenda. Mientras tanto, ha avanzado en desburocratizar y desregular una economía sofocada por exceso normativo.

¿Qué gana Chile si Argentina crece? Un crecimiento sostenido del país vecino abre enormes oportunidades para Chile. Con cielos abiertos en Argentina, Chile puede reforzar su rol como hub regional aerocomercial.

En minería, Argentina tiene un potencial gigantesco, pero necesita infraestructura y know-how. Empresas chilenas especializadas pueden jugar un papel clave en su desarrollo.

En infraestructura y transporte, si Argentina se abre al mundo y multiplica sus exportaciones, necesitará acceso al Pacífico. Esto implicará más inversión en carreteras, logística y puertos.

Así, Chile no solo ganaría un socio comercial más sólido, sino que se podría capitalizar sus ventajas comparativas. En su último discurso por cadena nacional, el Presidente Milei mencionó que hoy se rompía la rueda de la desilusión y el desencanto. La historia dirá. Por ahora, la ilusión está en alza.

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