La negligencia y el espectáculo innecesario

El reciente evento en el Zócalo de la Ciudad de México, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, ha dejado más dudas que certezas sobre la dirección de su administración. Lo que debería haber sido un acto de unidad política terminó marcado por un descuido evidente de algunos de los principales personajes de Morena: Ricardo Monreal, Adán Augusto López, Manuel Velasco y Luisa Alcalde. Su falta de atención hacia la presidenta en un evento de tal magnitud generó un revuelo mediático y político que aún resuena.

El pretexto de la “emoción del momento” que esgrimieron estos personajes en redes sociales no convence. No se trata de una simple distracción, sino de un gesto que podría interpretarse como falta de liderazgo o incluso fracturas internas en el partido gobernante. En política, los símbolos importan, y este descuido dejó en evidencia la falta de disciplina y cohesión dentro del grupo cercano a Sheinbaum.

Para la presidenta, este acto no pasó desapercibido. Si bien no ha habido una reacción oficial contundente, es evidente que la relación con estos políticos podría cambiar en el futuro. La lealtad es un valor clave en cualquier administración, y estos senadores y funcionarios han puesto en duda su compromiso con el liderazgo de Sheinbaum.

Pero más allá del escándalo político, el evento en sí mismo genera cuestionamientos. Se trató de un espectáculo innecesario, en el que gobernadores, diputados y alcaldes de todo el país se trasladaron a la capital para un “informe” que poco aportó a la ciudadanía. Gastos de logística, seguridad y transporte financiados con dinero público para lo que, en esencia, fue una demostración de fuerza política sin resultados concretos.

LEAR  Reabren la circulación hacia la CDMX.

Sheinbaum parece estar siguiendo la estrategia de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien convirtió este tipo de eventos en una marca de su gobierno. Sin embargo, la presidenta debe entender que su legitimidad no se construye imitando el pasado, sino con acciones propias y efectivas. No le conviene ser una copia de AMLO, sino una líder con su propio estilo y visión.

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México enfrenta retos urgentes en materia de seguridad, economía y relaciones internacionales. En lugar de gastar recursos en espectáculos políticos, la presidenta debería enfocarse en diseñar y ejecutar soluciones concretas. No necesita un escenario masivo para comunicar su trabajo; los resultados hablarán por sí mismos.

El llamado “Aranceles Fest”, como algunos medios lo han bautizado, es solo una distracción. En un momento en el que el país necesita liderazgo firme y decisiones estratégicas, este tipo de eventos solo refuerzan la percepción de que la política sigue siendo un show antes que una herramienta de transformación.

Si Claudia Sheinbaum realmente quiere marcar una diferencia en su sexenio, debe abandonar estas prácticas y concentrarse en gobernar. La ciudadanía espera soluciones, no espectáculos. Es momento de que la presidenta tome el control de su imagen y de su gobierno con autenticidad y determinación.

X: @pipemx

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