“
“Es llave la cortesía para abrir la voluntad; y para la enemistad la necia descortesía.”
LOPE DE VEGA
Hemos sido testigos de uno de los momentos más bajos y viles por parte de la Casa Blanca. Donald Trump y su vicepresidente JD Vance se comportaron como un par de pandilleros; de esos que no pueden actuar solos y deben hacerlo en equipo. Le echaron montón al presidente ucraniano, quien exhibió las mentiras de Trump sin por ello dejarse de comportar ni un solo momento a la altura de las circunstancias.
Quiero primero establecer el punto medular de lo que recién atestiguamos: el anaranjado mandatario no está blofeando y eso debe quedarle claro al mundo entero. Las consecuencias de sus berrinches, arranques y espectáculos le tienen sin cuidado.
Guardadas las proporciones, la actitud de Trump fue como cuando se suelta una bomba nuclear; nadie debe limitarse a analizar cómo lo hizo o el porqué lo hizo. Hay que registrar, en cambio, que el personaje tiene la ruindad necesaria para apretar el botón.
Trump demostró ser hoy el tipejo que es capaz de destruir el orden social, los preceptos de justicia, de la realidad del mundo si así conviene a sus intereses. Los desplantes del mandatario norteamericano marcarán la agenda de Estados Unidos durante al menos los próximos cuatro años; lo único importante para él son sus negocios y su relación con otros tiranos del planeta.
Lejos, muy lejos queda la corrección diplomática estadounidense. Una que marcaba que si invitaba a un líder extranjero a la Casa Blanca era porque se buscaba un entendimiento. O dicho en términos más mundanos: con todo y las trapacerías que han hecho los gringos desde que se tiene memoria, siempre han mantenido un resquicio para la conciliación. Casos sobran. Aquí un par:
Las columnas más leídas de hoy
Doña Margarita Maza de Juárez y su hija se alojaron en la Casa Blanca en respuesta a la invitación que les hiciera el entonces presidente James Buchanan. Lo que buscaban los americanos era reconocer el gobierno republicano de Benito Juárez durante la invasión francesa.
En tiempos no tan lejanos, en pleno fragor de la IIGM, Winston Churchill fue un huésped habitual de la Casa Blanca donde se planeaba la estrategia y solicitaba al gobierno estadounidense mayores apoyos para los aliados. Franklin Delano Roosevelt y él lograron forjar una unión que coadyuvó a que la IIGM no fuera aún más sangrienta y mortal de lo que de por sí se registró.
Mismo en el 2000, cuando la cumbre de paz en oriente medio en Camp David no alcanzó su objetivo, tanto Yasser Arafat (Palestina), como Ehud Barak, entonces primer ministro de Israel fueron recibidos por Clinton y en ningún momento fueron zarandeados por los mediadores.
En este caso, en cambio, de lo que se trató fue de tenderle una celada a Volodímir Zelenski y, ante el fracaso en torno a ese propósito, lo que el mencionado par de estadounidenses desplegó entonces fue la abierta e inaceptable confrontación y el abuso. Procurar lograr un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia nunca estuvo en los planes del anaranjado farsante. La plática terminó con más de 10 minutos de gritos, con un ataque sincronizado de los representantes estadounidenses contra el ucraniano, acompañado de unas poses dignas de una pelea de arrabal, no de quienes se asumen como interlocutores anfitriones.
Aunque hay algunos disensos, la gran mayoría de los estadounidenses consideran que el líder ucraniano hizo su mejor parte para soportar el injustificable ataque de Trump y de Vance, quienes tendieron la emboscada para cazar al ucraniano.
Europa y el resto del mundo enfrentan una nueva realidad: Trump hará su voluntad y solo su voluntad. Ya sea para agradar a sus votantes o para llenar sus bolsillos. Que se olvide Europa y en especial Ucrania de tener a Estados Unidos como aliado y como fuerza de contención en contra de Putin.
Estaba entendido y Zelenski sobre avisado y conforme con que en la reunión de ayer, Ucrania cediera parte de sus reservas de metales raros (y muy caros) para de esa manera pagar a Estados Unidos (se sabe, no dan paso sin linterna). Pero lo que atestiguamos fue una descortés y brutal ofensiva en contra Zelenski.
Más allá de que Trump dijo que buscaba la IIIGM y que Zelenski no estaba preparado para la paz, lo cierto es que lo que vimos en la pantalla fue un ataque soez. Intimidar y madrear al ucraniano.
Zelenski se enfrentó al tirano y le espetó en la cara la verdad que nadie se atreve a decirle. Logró unir a Europa en torno suyo. Hasta a la socialista España…
La celada a Zelenski nos confirma que hay un miserable en la Casa Blanca, quien decidirá sobre el mundo no en función de lo bueno o lo malo, de lo honorable o no, sino a partir de las viseras y mediante la lengua. Estamos avisados.
*Referirse a mi columna “Un miserable en la Casa Blanca”, publicada en El Heraldo de México, 22 de febrero de este año.
“