Las decisiones de Claudia Sheinbaum frente a Donald Trump.

La relación con los poderosos nunca ha sido fácil para nadie. Las personas de poder son desconfiadas por naturaleza, autoritarias y se creen eternas en todas sus decisiones y actos. Si a esto le añadimos la soberbia y la megalomanía que casi siempre les caracterizan tenemos una situación muy complicada para quienes deben tratar con ellos cualquier asunto. Se requieren inteligencia, prudencia, madurez y sabiduría cada vez que se tiene la necesidad de improvisar. Nunca existe certeza absolutamente de nada y por nada

El poder, además de llevar a los hombres o a las mujeres a estar por encima de todos, deja a la persona que lo posee en una soledad en donde solo su conciencia, sus conocimientos, experiencias, ideales, visiones y principios son las únicas guías de sus decisiones

Por estas razones la presidenta Sheinbaum tiene un papel muy difícil en las decisiones estratégicas que tiene que tomar para el futuro de nuestro país, y una de ellas es sin duda la relación con los Estados Unidos de América. Para bien y para mal este país ha influido siempre en nuestra historia y las malas decisiones de nuestros gobernantes siempre nos han costado muy caras… basta decir que la guerra contra ellos nos costó la mitad de nuestro territorio.

Hoy volvemos a un punto crucial en la relación con ese país. Se han ido acumulando problemas y también oportunidades. Los problemas son de varias categorías: económicos, sociales, políticos, de salud pública e ideológicos. Las oportunidades están sin duda en el lado económico al ser México el socio principal del país más poderoso económicamente hablando de la Tierra. Déjenme referirme a los problemas que son los que, me supongo, le quitan el sueño a nuestra presidenta.

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Económicos. Alta dependencia de nuestro comercio, flujos de inversión y monetarios, estabilidad de nuestra moneda. Una diferencia con ellos sin duda repercutiría en nuestras posibilidades de crecimiento.

Sociales. Millones de mexicanos viven y trabajan en EUA. Millones de mexicanos que viven en México dependen de las remesas que tales trabajadores envían. Y millones de mexicanos, ante la falta de oportunidades en nuestro país, aspiran a migrar hacia aquella nación. A todo esto hay que agregar la porosidad de nuestra frontera que permite el paso de miles de ciudadanos de otros países que pretenden ingresar hacia EUA a través de nuestro territorio. Este tema, por otro lado, se ha convertido equivocadamente en la narrativa principal en Norteamérica para explicar todos los problemas que aquejan a su sociedad.

Salud Pública. Estados Unidos tiene, como sabemos, un grave problema de salud pública provocado por el uso masivo de drogas de todo tipo, en donde los opioides y sus derivados han tenido cada día mayores adeptos provocando una grave desintegración social y la muerte prematura de muchos jóvenes. Esta demanda creciente ha provocado en México una oportunidad de oferta a los participantes de la misma, ganancias extraordinarias y riesgos relativamente bajos al estar nuestras fuerzas del orden mal organizadas o involucradas de alguna forma en el negocio. Al estar México en el centro del problema cualquier solución unilateral que tomen en EUA tendrá serias consecuencias en la estabilidad de nuestro país

Políticos. EUA tiene un manifiesto interés de asegurar nuestra alineación en todos los diferendos que ellos tienen contra los países que consideran sus enemigos. Hoy la posición de neutralidad que siempre habíamos manejado no será suficiente para evitar represalias.

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Ideológicos. EUA tiene un pensamiento cada día más conservador que contrasta con el supuesto liberalismo de nuestro país. Digo supuesto porque ideológicamente somos una amalgama de influencias y pensamientos de todo tipo.

En este escenario nuestra presidenta, Claudia Sheinbaum, tiene que tomar decisiones diarias: una de tantas, la que se presentará en estos días de asistir o no a la toma de posesión del presidente Trump para su próximo periodo si la invitara.

Mi conclusión si tuviera que opinar de esto es obvia. La mentalidad del personaje, la ideología actual del sistema americano, la dependencia económica y social de nuestro país hacia ellos, la dificultad de manejar una supuesta neutralidad como lo hemos hecho siempre y los argumentos de soberanía y respeto no serán suficientes y la poca ganancia que esto nos traería en la relación al no aceptar la invitación, me lleva a concluir que la presidenta debe de asistir a la inauguración del próximo periodo presidencial. Poco que ganar pero mucho que perder al iniciar una relación con diferendos manifiestos, sobre todo cuando reiteradamente se ha dicho que nos llevaremos bien con nuestros vecinos.

Como ya dije, esta será una relación muy complicada. Necesitará nuestra presidenta la mayor sabiduría y la mejor capacidad de improvisación. Sus equipos deben estar dispuestos a recibir presiones y saber discernir la información que sea relevante en la relación sin crear problemas innecesarios. Al final todo dependerá de ella. Ahora sí en la soledad de su despacho.

Sobre el autor: Hombre de negocios que dirigió Femsa y presidió el Consejo Coordinador Empresarial

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