Por: Dennis Falvy // El derrumbe de los refugios de valores

El analista Javier Lacor, para Xataka, alerta sobre la reciente venta masiva de bonos del Tesoro estadounidense, que durante décadas han sido considerados el activo más seguro del mundo. Esta caída en los rendimientos, con tasas que superan el 4,5% en los bonos a diez años y rozan el 5% en los de treinta años, representa la mayor venta masiva desde 2001.

Esta situación va más allá de un simple ajuste técnico en los mercados. Pone en duda la seguridad del dólar y la deuda estadounidense como refugio en momentos de incertidumbre económica global, especialmente ante la escalada de la guerra comercial impulsada por Trump con China y otros países, que ha llevado a aranceles de hasta el 104%.

La caída en los bonos del Tesoro de los EEUU, considerados tradicionalmente como valores seguros, podría tener repercusiones en Europa. Por un lado, las primas de riesgo en países europeos podrían aumentar por contagio, lo que encarecería la financiación para gobiernos y empresas españolas. Por otro lado, Europa podría beneficiarse si los inversores buscan alternativas al dólar, lo que abarataría su deuda.

Lo que comenzó como un problema técnico en el mercado de bonos se ha convertido en una crisis de confianza. Los fondos de cobertura que operaban con bonos americanos se han visto obligados a vender masivamente, lo que ha elevado los rendimientos y generado un círculo vicioso. El bono a diez años de Estados Unidos ha pasado del 3,87% a principios de abril al 4,5% en apenas una semana, mientras que el bono a treinta años ha alcanzado el 5%, niveles no vistos en más de una década. La curva de tipos se ha invertido drásticamente, con una diferencia de 30 puntos básicos entre bonos a dos y diez años en cuestión de horas.

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Después de décadas como moneda de reserva mundial indiscutible, el dólar y los bonos estadounidenses están siendo cuestionados debido a la política arancelaria agresiva de Trump. Países como China, Japón y Reino Unido, principales tenedores extranjeros de deuda estadounidense y afectados por los aranceles, podrían estar utilizando sus reservas de bonos como arma económica al venderlos en represalia. Esta situación ha llevado a una guerra comercial entre China y los EEUU, con tasas arancelarias que superan el 100%.

En este contexto, la estabilidad del sistema financiero global está en juego y la respuesta de los bancos centrales será crucial. La Reserva Federal podría verse obligada a realizar recortes de emergencia en los tipos de interés o implementar programas de compra de bonos, similar a lo hecho durante la crisis del 2008. Si estas medidas no son efectivas, se podría dar un encarecimiento del crédito para empresas y familias, desestabilización de los mercados bursátiles y una posible recesión global en un momento en que la economía se estaba recuperando de los efectos post-pandemia.

El Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra podrían verse obligados a adelantar o intensificar sus recortes de tipos para mitigar los daños, especialmente si la economía europea comienza a mostrar signos de contagio. En el caso de España, con una deuda pública superior al 100% del PIB, un aumento sostenido en los costos de financiación pondría en riesgo los planes presupuestarios y de inversión del Gobierno, en un momento crítico para amortiguar el impacto de la guerra comercial.

En resumen, si los bonos del Tesoro estadounidense dejan de ser el refugio seguro por excelencia, estaríamos entrando en un territorio desconocido para el sistema económico global. Ante esta incertidumbre, es fundamental considerar no solo si habrá consecuencias, sino también cuán profundas serán y quién asumirá las consecuencias.

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