Salinas vuelve a la carga para llamar la atención de Trump

Ciro Gómez Leyva perdió el control de sí mismo. Se sintió agredido por Epigmenio Ibarra y estalló durante el noticiero más importante —por lo mismo de más alto rating— de Radio Fórmula. No lo critico: a todas las personas nos pasa alguna vez… o muchas veces.

Epigmenio dijo en Milenio: “Ciro Gómez Leyva se rehúsa a aceptar —desde ese escondite de la derecha en que se ha convertido Madrid— que Andrés Manuel López Obrador ha cumplido con la palabra empeñada al retirarse por completo, en un gesto democrático que lo honra, de la vida pública”.

Se refería Epigmenio a dos columnas de Ciro, publicadas en Excélsior: la primera, “Un mes en su escondite”; la segunda, “Dos meses en su escondite”. ¿Quién se esconde? Según Gómez Leyva, el expresidente López Obrador. No da la cara, afirma el columnista, para que la gente no le grite “viejo cabrón, viejo mentiroso”.

Sin duda eso le gritarían a Andrés Manuel si asistiera a los restaurantes capitalinos caros —no necesariamente buenos, que conste— que Ciro y yo frecuentamos. En las zonas populares de México, en todas, la gente aplaudiría a AMLO.

La verdad de las cosas es que López Obrador no se esconde. Simple y sencillamente obedece el undécimo mandamiento: No estorbar.

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Si no hubiera sido él mismo titular del poder ejecutivo, Andrés Manuel sería un extraordinario asesor de Claudia Sheinbaum. Como despachó en la oficina más de importante de Palacio Nacional —por cierto, con altísimos niveles de aprobación— cualquier cosa que AMLO hiciera en público representaría un problema mediático para Claudia: Gómez Leyva y la mayoría de los y las columnistas golpearían muy duro al expresidente por su falta de prudencia y se lanzarían todavía más fuertemente contra la presidenta por no romper con su predecesor.

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La verdad de las cosas es que mucho ayudarían los expresidentes si no participaran en el debate público. Pero, excepto AMLO, ninguno actúa con sensatez. Veamos:

1.- Enrique Peña Nieto ha sido noticia por sus frivolidades y por sus Confesiones desde el exilio —entrevistas que dio al periodista Mario Maldonado que este publicó en un libro—.

2.- Felipe Calderón Hinojosa anda de conferencia en conferencia, en foros de ultraderecha, calumniando a los dos gobiernos de izquierda que ha tenido México, el de AMLO y el de Sheinbaum.

3.- Vicente Fox Quesada es un chalado que no deja de hablar de cuanta tontería se le ocurre.

4.- Ernesto Zedillo Pone de León, quien más o menos se había mantenido lejos de los debates nacionales, de pronto decidió, como Calderón —inclusive al lado del esposo de Margarita Zavala—, ponerse a agredir a Andrés Manuel y Claudia.

5.- Carlos Salinas de Gortari aparece en los medios cuando huele una oportunidad para beneficiarse. Lo acaba de hacer, con un análisis poco objetivo del tratado comercial de Norteamérica, en un pódcast de la revista de su amigo Héctor Aguilar Camín, Nexos, con el único propósito de generarle un problema a la presidenta Sheinbaum y apostar, de esa manera, a que Donald Trump voltee a verlo.

Curioso el caso del pódcast de Nexos. Dicen que no es reciente la entrevista a Carlos Salinas, sino de hace un año. ¿Será? Una de dos, o cuando se difundió no tuvo ningún impacto o, de plano, Aguilar Camín y Salinas la tenían guardada para sacarla en el momento en que se calentara el tema de las relaciones comerciales con Estados Unidos. El hecho es que, en estos días, Nexos y al menos dos medios, El Universal y El Financiero, destacaron las opiniones de Salinas evidentemente con el propósito de complicar la relación de Sheinbaum con el presidente electo de Estados Unidos, quien ha decidido poner en el centro de su proyecto de gobierno agresiones contra México a propósito del comercio entre ambos países.

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Lo bueno para la presidenta Sheinbaum es que, por desprestigiados, no influyen ya en la opinión pública mexicana los expresidentes del PRI y del PAN. Quien sí influiría, por su prestigio enorme, es AMLO, así que aplicando el buen juicio se abstiene de participar…, conste, no se esconde. Este es el reproche que Epigmenio le hizo a Ciro y que provocó el estallido de ira del líder en rating en la radio mexicana.

En su enojo, Gómez Leyva le dijo a Epigmenio que AMLO se retiró de la presidencia con índices de aprobación similares a los de Calderón y Zedillo. No es verdad y se demuestra no con encuestas, sino con resultados electorales.

El partido de Zedillo, el PRI, perdió la elección presidencial del año 2000. Por primera vez el priismo quedaba en segundo lugar en una contienda nacional.

El caso de Calderón es peor. En 2012 su partido, el PAN, no solo perdió la elección, sino que se fue al tercer lugar. Enrique Krauze, en una conferencia del pasado mes de septiembre sobre Manuel Gómez Morín en el ITAM, decía que el panismo desaparecerá si sus dirigentes no recuperan el espíritu del fundador. Creo que el PAN no tiene remedio, y no lo tiene en gran medida porque lo acabó el pésimo gobierno de Calderón.

Este año, 2024, el partido de AMLO, Morena, arrasó en las elecciones presidenciales. Arrasó, en efecto: su candidata, Claudia Sheinbaum, obtuvo la votación más alta de la historia. Imposible refutar este dato, querido Ciro.

Posdata:

¿Cómo le fue al partido de Carlos Salinas en las elecciones de 1994? No ganó el candidato original del PRI porque a Luis Donaldo Colosio lo mataron en un ambiente político totalmente echado a perder por las perversidades de Salinas, quien jugó con las ambiciones enfermizas de Manuel Camacho —Marcelo Ebrard podría hablar de eso, ya que era el joven maravilla en aquel lamentable dúo dinámico camachista—.

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